lunes, 12 de marzo de 2012

LAS EMPRESAS BÁSICAS, EL GÉNERO DE UN MODELO DE DESARROLLO?

Hablar de las Empresas Básicas de Guayana hace algunos años, coloca a la ciudad en una de las más prometedoras en cuento a desarrollo sustentable y progreso se refiere, una ciudad joven con una gran proyección planificada, con oportunidades para el ciudadano de emprender un camino seguro y de bienestar para la familia Guayanesa; y por qué no? La de ciudades cercanas como satélites orbitando alrededor de un gran núcleo de progreso y desarrollo. Que leamos en los periódicos que hoy día no es así, que escuchemos en las calles que los beneficios han mermado, que en nuestro entorno llegar a formar parte de las mismas ya no sea el sueño y visión a futuro; no necesariamente quiere decir que, se ha fracasado en lo que un día era un sueño posible para muchos. No se puede ni se debe mirar desde un solo costado, o calificar por el resultado y fin para el que fueron creadas, ser empresas productivas, que generen ganancias tales, que puedan garantizar y sumar beneficios a la fuerza laboral. 
La ciudad ha crecido, los profesionales cada vez son más, se ha abierto un abanico de posibilidades para más sectores, llenando cada puesto de trabajo que hasta pareciera, que no son indispensables ni necesarios para la empresa. Mientras unos sueñan con ver una empresa productiva, otros intentan lograr bienestar a costillas de las pérdidas que genere la empresa. Evidentemente no se puede ver una Empresa Básica solo como una industria que cada vez produzca más ganancias, no es solo el papel de competir en el mercado internacional; necesariamente hay que ver para quien funciona, qué objetivos se buscan lograr con la productividad, que impacto tiene sobre la población como funciona la misma. Falta de insumos, repuestos para las maquinarias, antigüedad en los contratos colectivos, eliminación de bonificaciones, deficiencia en los servicios básicos prestados a los trabajadores; nos lleva a pensar que en la actualidad, las cosas no están caminando como debieran ser. Existe descontento, incomodidad, desidia, conformidad, resignación en algunos casos por mirar que todo aquello a lo que se estaba acostumbrado, ha cambiado, ha disminuido, obligando a un proceso de adaptación motivado a un nuevo plan de trabajo y beneficios. No es secreto que cada empresa depende de un bue capital que ofrece la principal fuente de la economía Venezolana, PDVSA y su petróleo. De mismo modo, existe el ciudadano que se siente beneficiado con la forma de trabajar las empresas, del uso de las ganancias de la empresa a planes sociales, el enfoque de los nuevos dirigentes de las empresas en concordancia con la visión que tiene el gobierno actual. Se podría decir que, no se tomó en cuenta un sector de la población al hacer las proyecciones de las productividad de las empresas, que la manera de hacer de estas empresas, fuertes competencias en el mercado internacional limitaba el beneficio más amplio de la población, donde al fin y al cabo, se podría decir que una empresa es creada, no solo para ser productiva, sino para generar bienestar a la mayor cantidad de familias en la región y el país. El proceso de inclusión y de búsqueda de igualad, fracasa, no como idea, sino en la práctica, se contaminan los nuevos protagonistas, repetimos las posturas del pasado, y aunque se logre incluir a un mayor número de los sectores más marginados, otros pretenden adoptar el mismo comportamiento, y los justifican, de los anteriores actores. Pareciera imposible para algunos, se ético, fiel a sus principios y profeta de tus acciones.
Autor:
Jaime L Paredes

 

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