La participación ciudadana hace alusión fundamentalmente y se
expresa en la categoría y condición de ciudadanía. Es decir, a los derechos y
obligaciones y por tanto supone involucrarse en las estructuras y en el proceso
de toma de decisiones del gobierno, tratando de influir en el diseño y
formulación de las políticas públicas especialmente al nivel local. Igualmente,
envuelve el proceso de intervención de los ciudadanos en actividades públicas
para hacer valer sus derechos e intereses sociales, para exigir garantía y
defensa de intereses colectivos; también surge como cuestionamiento a la falta
de responsabilidad de las autoridades democráticamente electas. De allí que,
partimos del supuesto o premisa que la participación ciudadana representa uno
de los elementos claves para el fortalecimiento de la democracia, puesto que si
el ciudadano de una nación no practica la democracia, el sistema democrático de
la misma está montado sobre bases falsas o ilusorias. Teóricamente la
participación ciudadana ofrece grandes potencialidades para democratizar,
fortalecer la democracia y mejorar la sociedad; lo que puede servir de
estrategia para activar o reactivar las relaciones entre el Estado y la
sociedad civil con el objetivo de expandir la democracia hacia lo local. Más
aún, muchos autores plantean que la participación ciudadana constituye una
condición para aumentar la gobernabilidad de la sociedad y posiblemente un
medio para superar la crisis de legitimidad del sistema político. Existen
ciertos requerimientos para que con ésta se puedan lograr los objetivos
deseados. Así, se hace necesario que la participación ciudadana sea
“incluyente, pluralista y que privilegie la diversidad para poder llegar a
entendimientos, acuerdos, disensos y propósitos de acción Y individual. En términos generales se puede afirmar
que la República venezolana del siglo XIX, fue avanzando continua y lentamente
hacia un marco institucional que garantizara la libertad pública y jurídica
(recuperación formal de la constitucionalidad) de los ciudadanos. En tal
sentido, entre 1830 y 1897, Venezuela experimentó momentos de progresos y
estabilidad jurídico - institucional, así como también de regresiones y
estancamientos. En el período comprendido entre 1811 y 1895, se aprobaron once
constituciones y se eligieron 18 presidentes siempre con la preocupación
programática por el mejoramiento continuo del sistema electoral. Asimismo, el
subperíodo de 1830- 1854 representa el momento de mayor significación en
nuestra evolución electoral presidencial, ya que durante el mismo se eligieron
los primeros sietes presidentes de la República. Aunque durante este período el
proceso electoral estuvo apoyado en una concepción constitucional censitaria
(acceso restringido al proceso electoral), los siete presidentes electos en
este lapso, obtuvieron un importante piso de legitimidad y aceptación política.
Es decir, el sistema funcionó con una estabilidad nunca antes vista en el siglo
XIX. La historia política del siglo XX venezolano se caracteriza por la
confrontación entre dos vías que buscan alcanzar el ideal común de la sociedad
moderna y democrática. La primera lo intenta de arriba hacia abajo y la segunda
propone un movimiento simultáneo de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
Las organizaciones políticas como partidos o movimientos, los sindicatos,
asociaciones gremiales y demás asociaciones de intereses o grupos de presión
son interferencias en el proceso.
En el proceso venezolano del siglo XX varios actores
políticos han intentado este camino de arriba hacia abajo para alcanzar la
sociedad moderna y democrática. Por supuesto, el General Juan Vicente Gómez
(1908-1935) y sus equipos de gobierno formados por la crema y nata de la
intelectualidad positivista del país.