lunes, 12 de marzo de 2012

La Participación Política del venezolano. Nuevos ciudadanos Post-Modernos.


Las democracias de nuestras naciones, nos referimos específicamente a las naciones latinoamericanas y particularmente a Venezuela, adolecen de grandes fallas; que van desde el no respeto, por parte de las autoridades del Estado, de los derechos de los ciudadanos hasta el desconocimiento por parte de estos últimos de sus propios derechos. Lo que los convierte o reduce a meros individuos pasivos que coyunturalmente asumen su ciudadanía o la limitan al ejercicio de su derecho al voto. La interrogante que nos surge es como participan en política estos ciudadanos, cuando la gran mayoría de ellos sólo se ven como simples individuos, todavía no se perciben ellos mismos como ciudadanos. Y esto es así porque el sistema democrático de estas naciones todavía no se ha consolidado o manifiesta cierto déficit de ciudadanía e instituciones. Amplios sectores poblacionales venezolanos aún no se conciben a sí mismos como ciudadanos con igualdad y con conciencia de sus derechos, deberes, fortalezas y debilidades. Así, que se hace urgente que los ciudadanos como uno de los actores principales de la democracia, trabajen arduamente en lo que les concierne para convertir el sistema democrático nacional en una verdadera democracia. 
Y no solo ciudadanos como individualidades sino formando parte de instituciones que fortalecen al sistema democrático. Los resultados de esta investigación nos revelan que en el caso venezolano, cuando la participación es entendida en la dimensión que la misma podría significar conflicto y desorden, la mayoría de la población optaría por una opción de estabilidad y orden. Sin embargo, el hecho de que esto es cierto para cualquiera de las opciones de preferencia sistémica, indica que el problema de seguridad y estabilidad es de tal importancia en Venezuela, que él en sí mismo constituye una dimensión independiente de la preferencia sistémica. Por otra parte, en lo que respecta a la forma cómo participa y se moviliza políticamente el venezolano, es claro que la mayoría opta por no hacerlo. Se advierte un segundo grupo que opta por participar en formas permitidas-pacíficas y un tercer grupo, que participa en formas permitidas-pacíficas y formas prohibidas de fuerza-violencia. El grupo que participa únicamente en formas prohibidas de fuerza-violencia es tan pequeño que no se puede representar dada nuestra estructura de datos. La primera conclusión (valorar y creer en la democracia sin atribuirle importancia a la participación política de los ciudadanos en general, dado que esto puede convertirse en factor desencadenante de desorden y de desestabilización política) podría considerarse una aparente contradicción. Sin embargo, si el problema de la seguridad y estabilidad es tan importante a nivel nacional, que él mismo se constituye en una dimensión valorativa independiente, entonces esta estructura de relaciones cobra total sentido. La preponderancia de formas permitidas-pacíficas concuerda con esta interpretación y nos sugiere que en términos de una cultura política al nivel de las masas, la mayoría de los venezolanos apuesta a un desarrollo político institucional democrático contrario al conflicto, a la fuerza y a la violencia en la vida política. Sin embargo, en lo que respecta a formas de participación que tengan en sí mismas contenido de compromiso, encontramos que el venezolano de inicios del siglo XXI es un ciudadano sumamente cauto. Nuestro estudio se realizó en un contexto histórico-político particularmente polarizado, en condiciones políticas excepcionales en lo que respecta al desarrollo democrático desde 1958. Es muy probable, que algunas de las evidencias encontradas en nuestra investigación, den cuenta de esta circunstancia particular del ejercicio de la política en nuestra nación. En futuras investigaciones tendremos la posibilidad de observar el desarrollo de las relaciones identificadas y podremos analizar con mayor detalle esta relación entre participación política y ciudadanía y sus implicaciones sobre nuestras prácticas democráticas.
Autores:
                                                                                                       Peña Jorge                                                                                        
                Lezama Rafael

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